lunes, 29 de agosto de 2011

ANÁLISIS DE OBRA "SÍMBOLO PERDIDO" DE Dan Brown


El Símbolo Perdido (The Lost Symbol), es una novela de ficción de Dan Brown protagonizado por el profesor de simbología y de historia del arte, Robert Langdon. El libro fue publicado el 15 de septiembre de 2009 en inglés y el 29 de octubre en español. Durante su primer día de ventas el libro vendió un millón de copias, incluyendo libros electrónicos, en Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido

Robert Langdon es convocado para dar una conferencia en la sala más importante del Capitolio de los Estados Unidos. Creyendo que quién la ha solicitado es su viejo amigo, masón y mentor Peter Solomon, al llegar allí Langdon descubre que Solomon ha sido secuestrado por alguien que quiere descubrir un antiguo misterio, un misterio que si sale a la luz podría poner en peligro al mundo entero. Ayudado, entre otros, por la hermana científica de Solomon, Katherine, Langdon tendrá las horas contadas para desvelar el misterio y poder así salvar la vida de su amigo.

Personajes principales [editar]Robert Langdon es el protagonista de la historia. El profesor de simbología de Harvard, ya con 46 años, se ve envuelto en esta aventura después de que su amigo Peter Solomon sea secuestrado. Sólo él tiene la clave para salvarlo.
Katherine Solomon es la hermana del secuestrado, además de una brillante científica que está descubriendo importantes temas relacionados con la ciencia noética. Ayudará a su amigo Langdon, poniendo su vida en peligro.
Peter Solomon es un viejo amigo y mentor de Langdon, además de ser el jefe de una importante logia masónica. Su vida se ve en peligro cuando alguien quiere que le desvele el secreto más importante de la masonería y, posiblemente, del mundo entero.
Mal'akh es el antagonista de la historia. Después de descubrir que Peter Solomon posee las claves para desvelar el mayor secreto de la humanidad, no dudará en utilizar los recursos necesarios para saberlo. Guarda un secreto de importancia, motivo por el cual pone en peligro la vida del resto de protagonistas. Siendo recluso de una prisión de Estambul (Turquía) conoció la existencia de dicho secreto y, una vez libre, se preparó física y mentalmente para ser poseedor de él. Es musculoso y tiene tatuada la mayor parte de su cuerpo, a excepción de una zona del cráneo donde pretende plasmar el símbolo.

Warren Bellamy es la máxima autoridad administrativa del Capitolio, conocido como El Arquitecto. Ayudará a Langdon y Katherine en la búsqueda de Solomon, puesto que él también es un masón de alto rango.
Inoue Sato es la jefa y directora de la Oficina de Seguridad de la CIA. De origen japonés y muy estricta, Sato parece querer seguir escondiendo algo a la humanidad y su presencia intriga mucho a Langdon.
Deán Galloway es un miembro de la Iglesia ciego que conoce ciertos misterios masónicos, puesto que él también es miembro de ellos.

El Símbolo Perdido (The Lost Symbol), es una novela de ficción de Dan Brown protagonizado por el profesor de simbología y de historia del arte, Robert Langdon. El libro fue publicado el 15 de septiembre de 2009 en inglés y el 29 de octubre en español. Durante su primer día de ventas el libro vendió un millón de copias, incluyendo libros electrónicos, en Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido

Robert Langdon es convocado para dar una conferencia en la sala más importante del Capitolio de los Estados Unidos. Creyendo que quién la ha solicitado es su viejo amigo, masón y mentor Peter Solomon, al llegar allí Langdon descubre que Solomon ha sido secuestrado por alguien que quiere descubrir un antiguo misterio, un misterio que si sale a la luz podría poner en peligro al mundo entero. Ayudado, entre otros, por la hermana científica de Solomon, Katherine, Langdon tendrá las horas contadas para desvelar el misterio y poder así salvar la vida de su amigo.

Personajes principales [editar]Robert Langdon es el protagonista de la historia. El profesor de simbología de Harvard, ya con 46 años, se ve envuelto en esta aventura después de que su amigo Peter Solomon sea secuestrado. Sólo él tiene la clave para salvarlo.
Katherine Solomon es la hermana del secuestrado, además de una brillante científica que está descubriendo importantes temas relacionados con la ciencia noética. Ayudará a su amigo Langdon, poniendo su vida en peligro.
Peter Solomon es un viejo amigo y mentor de Langdon, además de ser el jefe de una importante logia masónica. Su vida se ve en peligro cuando alguien quiere que le desvele el secreto más importante de la masonería y, posiblemente, del mundo entero.
Mal'akh es el antagonista de la historia. Después de descubrir que Peter Solomon posee las claves para desvelar el mayor secreto de la humanidad, no dudará en utilizar los recursos necesarios para saberlo. Guarda un secreto de importancia, motivo por el cual pone en peligro la vida del resto de protagonistas. Siendo recluso de una prisión de Estambul (Turquía) conoció la existencia de dicho secreto y, una vez libre, se preparó física y mentalmente para ser poseedor de él. Es musculoso y tiene tatuada la mayor parte de su cuerpo, a excepción de una zona del cráneo donde pretende plasmar el símbolo.
Warren Bellamy es la máxima autoridad administrativa del Capitolio, conocido como El Arquitecto. Ayudará a Langdon y Katherine en la búsqueda de Solomon, puesto que él también es un masón de alto rango.
Inoue Sato es la jefa y directora de la Oficina de Seguridad de la CIA. De origen japonés y muy estricta, Sato parece querer seguir escondiendo algo a la humanidad y su presencia intriga mucho a Langdon.
Deán Galloway es un miembro de la Iglesia ciego que conoce ciertos misterios masónicos, puesto que él también es miembro de ellos.


En “El Símbolo Perdido” se menciona a la masonería y a otras instituciones como “Orden”. Los propios masones llaman a la masonería “La Orden”. ¿Qué queremos significar con este término?

“La Orden”… Esta es la forma abstracta con la que los masones denominamos a la institución francmasónica. Cuando nos referimos a la masonería, o cuando queremos mencionar a la institución de la que formamos parte, decimos simplemente “La Orden”. Pero, ¿Qué hay detrás de esta palabra? ¿Qué es una Orden? ¿Por qué los francmasones utilizamos este término? ¿Qué significa y que implica ser iniciado francmasón?

Podríamos comenzar definiendo el término: Orden, “del latín, ordo, clase, categoría, regla establecida por la naturaleza, también uno de los siete sacramentos de la Iglesia, disposición de las cosas de acuerdo a un método”.

En la historia de Occidente podemos hallar este concepto de ordo utilizado en diferentes campos, desde lo religioso y lo político hasta el arte y la arquitectura. Podríamos analizar cualquiera de estas acepciones y en todas encontraríamos relación con la francmasonería, pero a los fines de nuestro trabajo merece nuestra atención aquella que estableció Johnson al decir que: “…Una Orden puede definirse como una hermandad, sociedad o asociación de ciertas personas, unidas por Ley y Estatutos peculiares a la sociedad, que persigue un objeto o designio común, y se distingue por sus costumbres particulares, insignias, divisas o símbolos…”[1]

Albert Gallatin Mackey nos aporta una segunda definición al decir que “… una Orden es un gobierno regular o una sociedad de personas dignificadas por marcas de honor y una fraternidad religiosa…” En cualquier caso Orden implica una regla y esta, a su vez, impone un pacto de adhesión. En la francmasonería este pacto está sellado por un acto solemne denominado “iniciación”. De tal modo que podríamos afirmar que la francmasonería no es una organización basada simplemente en ese pacto societario de adhesión sino que constituye –en palabras de Javier Otaola- “…una forma de asociacionismo muy particular…” puesto que la masonería “…se vincula necesariamente, por definición, con una tradición profesional anterior a los socios que la componen y a una especie de mandato constituyente tácito del que no puede apartarse sin perder su propio sentido y carácter iniciático…”[2]

Ese componente constitutivo está contenido en aquello que los masones denominados “Antiguos Límites”, junto con los rituales, los usos y costumbres y el lenguaje simbólico que otorga a la francmasonería su particular distintivo metodológico. Este conjunto de reglas y prácticas es el que distingue a la Orden Masónica de otras asociaciones profesionales que devinieron en gremios por carecer justamente de este componente particular.

Si bien no existe un desarrollo histórico preciso de la Orden, ni un criterio unificado acerca de sus orígenes, parece muy probable – a la luz de la investigación presentadas en mi libros anteriores- que haya recibido, a lo largo de su historia, la influencia de otras órdenes religiosas cristianas de las que tomó ciertas características.

Las órdenes monásticas surgidas en la alta edad media se extendieron a lo largo de Europa y no sólo marcaron el rumbo del primer milenio de la cristiandad sino que monopolizaron en sus claustros la educación de la elite intelectual y moral de la civilización europea. Los hombres que ingresaban en estas estructuras eran individuos capaces de sostener un compromiso mayúsculo en contraposición a aquellos que permanecían en el “mundo profano” o en el clero secular.

Del mismo modo que estas órdenes religiosas tenían un objeto y una razón de ser que les era propia, la francmasonería no puede entenderse apartada del método iniciático ni del sistema simbólico-alegórico en el que basa su doctrina. Pero tampoco puede comprenderse si la apartamos de su potencial transformador de la sociedad a través de la influencia decisiva de sus hombres.

Si reflexionamos acerca de cuántos postulados y objetivos sustentados en el pasado por la francmasonería son hoy patrimonio de la humanidad y si pudiésemos imaginar el inmenso número de voluntades que han debido concentrar un esfuerzo sostenido para llevarlos a cabo, entonces no resulta difícil concebir un concepto de Orden ideal más allá de las múltiples expresiones del campo masónico.

Constructores por definición, los francmasones han creído y creen en un orden social más justo y en un mundo fraterno. La búsqueda de ese orden es inherente a la práctica masónica. Pero, como lo señalara Jean Mourgues, “...sólo escogemos a los constructores que saben estar por encima de las disputas de escuelas, La perfección de la Orden colectiva se basa en la calidad de los hombres que han de construirla...”[3]

Nos hemos acercado al significado que adquiere la palabra “Orden” entre los masones. Resta ahora una pregunta esencial y compleja: ¿Qué significa y que implica ser recibido francmasón? Seguramente nuestra opinión dista una enormidad de la que intenta Dan Brown, aunque a algunos masones los deje conformes. Intentaremos una respuesta a este interrogante.

[1] Del vocablo “Orden”, Gallatin Mackey, Albert “Enciclopedia de la francmasonería”, (México, Grijalbo, 1981).
[2] Otaola, Javier, “La Masonería hoy, Razón y Sentido”, (San Sebastián, Haramburu Editor,1996) p. 41.
[3] Mourgues, Jean; “El Pensamiento Masónico”; (Madrid, Ediciones Kompas) pp. 35 a 42.

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